Reseña del disco Redolés Lavanda, de Mauricio Redolés.
Redolés Lavanda es el título del más
reciente trabajo discográfico de Mauricio Redolés, publicado en forma
independiente en noviembre de 2024. La obra está compuesta por 16 fonogramas,
en los cuales encontramos nueve canciones, tres poemas musicalizados, dos micro
radioteatros, y dos poemas. El sonido de la obra está marcado por una orquesta
de gran formato, constituida por un trío de rock, una pianista, un armonicista,
una banda de bronces y un cuarteto de violines, además de la participación de
los músicos invitados Tita Parra, Carlos Cabezas y Cony Tolueno. Esta
conformación amplia es conceptualizada por el músico
como “Lavanda” -La Banda-, y dista bastante
del sonido rockero de las bandas con que se acompañaba en sus inicios.
Las canciones comienzan
con “Un poema que te debía”, texto autobiográfico de Redolés musicalizado por el bajista y productor del
disco Sebastián Moya. La melodía en tono menor
acierta con expresar la nostalgia con que el
músico reflexiona y valora la vida pasada junto a su pareja, y el apoyo
incondicional que ha encontrado en ella frente a las adversidades de la vida. La pieza tiene un tempo
lento con un aire balkánico, en línea con lo realizado por las orquestas de Emir
Kusturica y Goran Bregovic, reforzado por el
contraste sonoro que se percibe entre el espesor de la sección de bronces, y el
timbre agudo de la mandolina. Cerca del final se repite el estribillo en un
rápido ritmo de swing, que genera un nuevo contraste con el tempo inicial,
produciendo la sensación de que hay dos ánimos o formas de expresar la esencia
del mensaje.
A esta pieza le sigue la canción “Cuando te ví”, con
texto y música de Redolés. El texto habla de una relación fallida, inconclusa o irrealizable. Se inicia con una base rítmica festiva a gran orquesta,
que da paso a una sección contrastante más introspectiva, donde el canto es
acompañado solo por una guitarra arpegiada y un teclado. En el coro la voz de
Cony Tolueno se suma a la de Redolés, generando
un politimbre (Piston) donde se encuentran los personajes musicales de la
canción: el enamorado y la mujer inalcanzable.
El ritmo de esta sección se afirma como un tipo de
landó; la alternancia de la densidad orquestal
se va repitiendo a lo largo de la canción, puntuando las distintas intensidades anímicas del discurso.
La trilogía formada por
las canciones “Verte desnuda”, “Epigrama” y “Temores/ El gran despecho” son
musicalizaciones de poemas de Roque Dalton. En “Verte desnuda” Dalton se pregunta cómo puede acceder a su
amada ideal, pregunta que es musicalizada equilibradamente por Redolés,
respetando las acentuaciones e intenciones del texto. La pieza comienza con un riff de rock a cargo
de la sección rítmica; la orquestación de bronces y órgano le dan un carácter
cercano a la Nueva Ola. La intervención de Carlos Cabezas aporta con un timbre
en espejo, que reelabora sonoramente lo enunciado por Redolés. En el coro ambos
músicos intervienen al unísono, y Cabezas realiza el arreglo de cantar una
octava más baja que Redolés, generando un politimbre que lleva la voz al límite
del registro grave, lo que acerca la pieza a la sonoridad oscura de
Electrodomésticos. En el caso de “Epigrama” la musicalización estuvo a cargo de
Taku Tricot, guitarrista y director musical de Lavanda, quien la construye como
un bolero, y es interpretada por Redolés y Tita Parra cantando al unísono, lo que genera nuevamente un politimbre que reúne a
ambos personajes musicales. El texto trata de una larga relación de pareja,
por lo que la elección del bolero resulta muy acertada.
La musicalización evidencia un cuidado por interpretar la pieza dentro del
estilo, respetando las características musicales básicas que lo distinguen como
tal. Por su parte “Temores/ El gran despecho” son dos poemas de Dalton
musicalizados por Redolés en estilo de son o
salsa, que tratan sobre los avatares del poeta en una guerrilla
centroamericana. Aquí Redolés recita los textos performando a la vez a un
personaje musical -la visión que tiene sobre Dalton- y al hablante lírico de
los textos, por lo que modula e imita en cierta manera su forma de declamar.
La canción “Volverás con
el sol” fue popularizada por Karl Martin, exponente de la Nueva Ola chilena
en los años 60. El fonograma rescata el sonido
y orquestación original de la canción, con un
amplio despliegue instrumental. La letra habla de despecho, separación y la
esperanza de un lejano retorno de la persona amada. Es el único cover del disco,
y se suma a las versiones de canciones realizadas por Redolés en producciones
anteriores, como lo es el caso de “El aparecido” de Víctor Jara, “Vuelta y
vuelta” de Congreso, “El frío misterio” de Carlos Cabezas, “Marcianita” de
Villota e Imperatore y “Love in vain”, de Robert Johnson.
La pieza “Chilenos
retornados de República Checa” es un texto de
Redolés, musicalizado por este y Sebastián Moya. Es una canción en estilo
foxtrot, que ironiza con el uso de la sílaba “Ch” en el habla chilena. El
relato funciona en gran parte como un compilado de palabras que usan este
sonido, realizado por un grupo de exiliados que rememoran con nostalgia el
país, lo que genera una lúdica evocación donde sólo se recuerda lo bello.
Esto se quiebra cerca del final, cuando la pieza pasa
a tonalidad menor, lo que conduce a una sección en estilo punk, donde la
agresividad sonora sirve para graficar lo vivido por los expatriados en el
regreso al Chile en dictadura, contextualizando la canción en su dimensión de
relato histórico del exilio y de crónica del violento desencuentro del retorno;
luego de esto la canción vuelve irónicamente a
su plácida sonoridad inicial. En esta obra se aprecia nuevamente el recurso de
incluir una canción dentro de otra, como sucede en “¿Quién mató a Gaete?” (González
2022), o de cambiar el estilo dentro de la pieza, para graficar una sensación
emocional específica a través del sonido.
“Hijo de ladrón chileno”
es una canción de autoría de Redolés. Mediante un ritmo lento y
una letra reflexiva, el poeta relaciona su estado
emocional y deriva existencial de exiliado en el Londres de los años 80 con la
del protagonista de la novela Hijo de
ladrón de Manuel Rojas (1951). El destierro
convierte la ciudad donde habita en un no
lugar (Augé), donde no hay historia personal, identidad, ni relación
posible, y donde el camino es seguir la deriva del mundo traspasando sus
fronteras. Esta situación de marginación y búsqueda de lugar es similar a la
vivida por Bobi, el protagonista de la novela Patas de Perro de Carlos Droguett (1968), a quien Redolés cita
continuamente, lo que evidencia el homenaje del músico a ciertos autores de la
literatura chilena.
“El finao” es una canción de
autoría de Redolés. La pieza cuenta la
historia de la resistencia armada y la muerte de Salvador Allende en La Moneda,
el 11 de septiembre de 1973. Es un corrido mexicano, que cumple con la inédita
función de narrar estos hechos en un tono festivo y heroico, que dista del melancólico aire con que la música
chilena los ha evocado. La elección del ritmo de corrido es novedosa, porque da
una nueva luz a la gesta de Allende, emparejándolo con los héroes públicos y anónimos que desfilan por lo
corridos de la Revolución Mexicana, donde la muerte es el alto precio que se
paga por defender los ideales, y el héroe opta siempre por morir con la botas
puestas. Es inédito también el uso que se hace de audios históricos con la voz
de Augusto Pinochet el día del golpe de Estado, donde sus propias palabras lo
exponen como traidor al gobierno democrático y por tanto lo condenan.
“Neco’s Blues” es la manifestación musical del poema que le antecede;
en la pieza luce
la gran orquesta en todo su potencial sonoro y el más inspirado estilo vocal de
Redolés. Aquí el músico utiliza la base armónica y melódica de la canción Hoochie
Coochie Man de Muddy Waters para hablar de la historia de un luchador
social, estableciendo una comunidad entre este relato y las crónicas de blues
tradicional. Si bien el blues no es una música de directa crítica
social, sí se puede decir que hay una queja profunda en su ética y
estética, y en su sonido
intencionadamente desprolijo, el cual puede ser leído como un rechazo a la alta
cultura y su discurso hegemónico, posicionando a su intérprete y a sus
personajes al borde del camino, en la vía del outsider. Redolés ha recurrido a este estilo en varias ocasiones,
como lo evidencian las canciones “Blues de Santiago” (1987), “Motel Catedral”
(1991), “Marcando ocupado” (1996), “Recabarren Blues” (2014), “El Blues de
Florencia” (2020) y “Love in vain /amor por las puras” (2020).
La canción “En el oasis de pirañas” tiene como autores del texto a Mauricio Redolés y Sebastián Redolés, y
como compositores a Mauricio Redolés, Sebastián Redolés y Taku Tricot. La
canción es un tipo de ska, que hace una completa crónica del arco histórico que
comprende el Estallido Social del 18 de octubre de 2019, donde se abordan sus
causas, su desarrollo y su declive pactado. Para esos fines se incluye un audio histórico de un
funcionario de gobierno burlándose de los estudiantes secundarios, el cual fue uno
de los detonantes de la explosión. La complejidad de los hechos impulsa
al músico a trascender el canto en mitad de la pieza, para realizar una extensa
y detallada crónica hablada, donde nos ofrece su particular análisis
sociopolítico. La obra condensa la rebeldía de los estudiantes secundarios en la imagen de una
colegiala anónima que salta un torniquete, y
que es el símbolo que enarbola su mensaje al futuro. Hay una relación de esta canción con la crónica iniciada en la canción “Química” (1991), que
trataba de la lucha de los estudiantes secundarios en dictadura y “Michelle y
los pingüinos” (2007) y su narración de la gran movilización estudiantil de
2006.
“Hasta aquí llega mi
ciudad” es una canción de Sebastián Redolés, con arreglos de Sebastian Moya. La
pieza tiene un sonido muy sofisticado y elaborado, basado en un tipo de
tango en la línea de Astor Piazzolla, que en su interludio pasa a baguala, para luego retomar su estética inicial, finalizando como
una balada romántica. En la orquestación hay una participación protagónica del cuarteto de cuerdas y
el piano. En cierta forma esta canción propone una nueva mirada del “Sonido
Redolés” en términos de composición musical e
interpretación (es cantada por Sebastián Redoles, con la intervención de
Mauricio en los coros), y una posible renovación de
su estética sonora. Esta pieza es la última canción del disco, pero no
su final, el cual será desarrollado con el poema “Huye Ana Frank”.
Los mini radioteatros inauguran un
novedoso apartado dentro del disco, aunque son un recurso que se viene
desarrollando desde ¿Quién mató a Gaete? (1996)
y tienen su profundización en Bailables
de Cueto Road (1998). En “No eres yo, soy tú”
el autor genera una ironía poética que raya en
el absurdo, al cambiar de orden las palabras que se usan para describir una
ruptura amorosa en Chile, esto descoloca a su interlocutor (interpretado por Gregorio
Fuentes), quien trata infructuosamente de esclarecer el entuerto. Al cambiar de
lugar una palabra dentro de una frase, se crea un sentido ilógico que subvierte
la realidad y lleva a cuestionar el uso tradicional del lenguaje y sus
significados asociados. Este recurso ya fue utilizado por Redolés en los mini
radioteatros “Déjame terminar la idea” y “Es que me duele la guata”, del disco Quiero seguir continuando (2020).
El mini radioteatro “Hombre en situación” reflexiona ácidamente sobre la desigualdad social del país, a través del imaginario encuentro entre el hombre más rico de Chile y el hombre más pobre del país,
personaje que parece basarse en “El Jano”, indigente y vecino del barrio Yungay
que fue asesinado brutalmente en la calle, en agosto de 2024; de hecho el
encuentro de ambos personajes se produce en la misma esquina donde “El Jano”
tenía su ruco. El eufemismo “Hombre en situación de calle” usado por los medios
de comunicación para referirse a la indigencia y la pobreza es aquí desmontado,
para denunciar que la pobreza no es una circunstancia del azar, sino no una
falla estructural del neoliberalismo.
Como
en todo disco de Redolés, la poesía tiene un lugar destacado por su particular
performance sonora y la profundidad de su mensaje. Así es el caso de “Nelson Cabrera Vásquez, alias ‘El Neco’ ”, extenso
poema conmemorativo, que por momentos parece una crónica de la vida y obra de
este luchador por los derechos humanos, apodado “Neco”, palabra que en japonés
significa gato. Esta obra constituye un espacio de memoria para relevar a un
personaje importante, tal como Redolés hiciera en su disco anterior con la
canción “Dile a Carmen” (2020), dedicada a la abogada de DDHH Carmen Hertz. La
pieza funciona como un extenso epitafio al amigo, pero también como un espacio
para la reflexión, donde la extrañeza que producen las imágenes poéticas
interpelan la realidad:
Eras cazador de memorias,
las cazaste casi todas
y la que se te fue.. se te fue rabona,
y tu maullido insatisfecho
desarmaba de miedo a la Armada.
Como ya he mencionado,
el final del disco es la poesía “Huye Ana Frank”, que constituye un regreso a
la realidad más brutal de los últimos años: el genocidio perpetrado en la
Franja de Gaza por el ejército israelí. Aquí el poeta recurre a la imagen de
Ana Frank como el símbolo de una niña eternamente perseguida por el retorno del
fascismo y los nuevos rostros que este ostenta, esta vez en su vertiente
sionista;
la infancia perseguida es universal, ya sea que se trate de una niña judía o palestina, y la guerra cae sobre ella sin miramientos.
Negándose a dar un final feliz al disco, el doloroso
contenido del poema conmociona y genera preguntas que quedan flotando en el
aire, mientras la muerte y el genocidio se siguen perpetrando impunemente. El
recurso de ubicar una poesía final en sus discos ya fue usado por el músico en Bello Barrio
(1987) y Quiero seguir continuando
(2020), produciendo la sensación de escuchar
al poeta en el momento más íntimo de su reflexión
existencial.
En resumen, se podría
decir que el disco Redolés Lavanda
aporta con nuevos enfoques creativos, desarrolla recursos ya presentes
en la obra del músico y presenta un conjunto coherente de canciones y
poesía que logra resistir al agotamiento que pueden
sufrir las estructuras estilísticas en su reiteración a través del tiempo. El aporte de nuevos músicos ayuda también a lograr este
empuje que lleva la obra a un gran formato orquestal, que nos da la posibilidad
de apreciar su música en una plataforma sonora distinta. La obra promueve un encuentro con
la memoria colectiva y personal, ilumina y entristece por momentos, pero por
sobre todo continúa planteando preguntas poéticas que nos obligan a reflexionar
en profundidad sobre la realidad social en que vivimos.
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Carátula del disco Redolés lavanda. Beta Píctoris, 2024 . |
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